DDN. Comunidades Wichí del Chaco Salteño enviaron junto a profesionales sanitaristas, sendas misivas a la presidenta de Médicos Sin Fronteras (MSF) para América del Sur, Josefina Martorell, solicitando el ingreso ‘urgente’ por las muertes Wichí.
Una de las cartas está firmada por el Dr. Carlos Trotta, expresidente de Médicos Sin Fronteras para América Latina, el Dr. Medardo Avila Vazquez de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, y el carlospacense médico sanitarista Emilio Iosa, expresidente y fundador de la ONG Deuda Interna.
La carta completa
La población Wichi, Qom, Iyojwa’ja y Niwaclé que habita desde siempre el este y noreste de Salta y el oeste de Formosa y Chaco se encuentra en CRISIS HUMANITARIA crónica desde hace años, situación que se profundizó en forma de catástrofe en los últimos 10 años en que el agronegocio desmontó 1.200.000 hectáreas del bosque salteño que ocupaban armoniosamente estas poblaciones. Hoy sin monte que les de refugio y alimentos, se acumulan en pueblos y villorrios sin agua, sin alimentos y con profundas dificultades para adaptarse a la nueva situación. Estos pueblos han sido históricamente cazadores-pescadores-recolectores y requieren de nuestra sociedad un trato humanizado con contenido intercultural y de género.
La crisis humanitaria es tan grande que en lo que va del año han muerto 6 (seis) niños a causa de la desnutrición, pero solamente el Hospital de Tartagal tuvo 26 niños wichís internados por desnutrición crónica en este mes.
La situación sanitaria es gravísima, el hambre y el strees del despojo para un pueblo tan manso es terriblemente traumatizante, la desnutrición es generalizada, y niños con marasmo y kwashiorkor al estilo africano se detecta en casi todas las comunidades, la tuberculosis y el chagas tiene índices de incidencia altísimos, la mortalidad materna se sospecha que es muy elevada también.
Un grupo de médicos y antropólogos que conocemos la realidad de la región reclamamos que Médicos Sin Fronteras (MSF) se instale en este territorio, esta crisis humanitaria es similar a la de los refugiados africanos en Europa y peor aún. La respuesta del estado nacional y provincial ha sido totalmente insuficiente para ayudar a los pueblos nativos despojados de sus bosques. Incluso el gobierno de Urtubey siguió autorizando desmontes a favor de grandes grupos sojeros en el lugar y sus equipos de salud en el terreno son muy escasos y no cuentan con recursos suficientes ni capacidad para enfrentar la crisis humanitaria. La única posibilidad es que una organización humanitaria honesta, eficiente e imparcial como MSF se instale en la zona y desarrolle acciones de contención sanitaria y de infraestructura básica, hasta que los argentinos podamos reconocer y dar una respuesta al problema que nuestro sistema productivo está generando a esta población que se estima entre las distintas etnias de casi 100.000 personas.
Un grupo representativo de caciques de estos pueblos envió una nota a MSF pidiendo una Misión exploratoria en su territorio, que se adjunta a esta declaración.
Esperamos que MSF, organización que cuenta con el apoyo de miles de aportantes argentinos y decenas de médicos y técnicos argentinos que cumplen tareas solidarias por todo el mundo como miembros de este organismo, sea solidario con nuestros hermanos wichís, y esperamos también que los gobiernos del Presidente Alberto Fernández y del Gobernador Gustavo Sáenz acepten la misión de MSF en territorio Wichí y que preste toda la colaboración que la Misión requiere.
Piden la intervención de Médicos Sin Fronteras en Salta
Referentes de comunidades originarias del norte salteño y médicos de distintas asociaciones solicitaron la llegada de la asociación civil internacional que actúa en zonas de desastre.
“Consideramos que estamos ante una crisis humanitaria de carácter crónico y no encontramos una solución mejor ante lo que sucede en nuestras comunidades que pedir ayuda exterior”. Esas fueron las palabras de los representantes de pueblos originarios del Chaco salteño al enviar el 21 de enero pasado una nota a la directora de Médicos Sin Fronteras (MSF) para América del Sur, Josefina Martorell, pidiendo la intervención de esta organización.
“La reciente muerte de dos niños wichí (hasta ahora suman seis por causas evitables y, de entre ellos, cuatro por desnutrición) por hambre en un país rico como Argentina, se suma a las miles de muertes invisibles que nuestras comunidades han sufrido desde la creación del Estado Nacional, las que venimos denunciando infructuosamente”, indica la carta.
Los referentes sostuvieron que pese a todo siempre confiaron en el sistema de salud estatal pero los hechos que consideraron de extrema urgencia los llevan a pedir la ayuda a esta organización internacional.
Entre las causas que aportaron a la actual crisis que viven no olvidaron que se suma “la contaminación de nuestras napas por empresas petroleras, la contaminación de nuestras aguas superficiales por las fumigaciones y el desmonte masivo que arrasa con todos los alimentos y medicinas de los que disponemos ancestralmente para desarrollar nuestra cultura”.
Entendieron que una misión exploratoria de MSF en territorio indígena, en el Chaco salteño y formoseño, “podría hacer más visible esta situación que sufrimos y tal vez traer un alivio a nuestras comunidades”.
Cien mil personas en crisis humanitaria
Otra nota dirigida a Médicos Sin Fronteras fue firmada por los médicos Carlos Trotta, ex presidente de MSF para América Latina Medardo Ávila Vázquez, de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, y el carlospacense médico sanitarista Emilio Iosa, ex presidente y fundador de la ONG Deuda Interna.
Los médicos sostuvieron que la población Wichi, Qom, Iyojwa’ja y Nivaclé que habita desde siempre el este y noreste de Salta y el oeste de Formosa y el Chaco se encuentra en crisis humanitaria crónica desde hace años. Al igual que los originarios de Salta, afirmaron que la situación se profundizó “en forma de catástrofe en los últimos 10 años en que el agronegocio desmontó 1.200.000 hectáreas del bosque salteño que ocupaban armoniosamente estas poblaciones”. Explicaron que ante este despojo las comunidades “se acumulan en pueblos y villorios sin agua, sin alimentos y con profundas dificultades para adaptarse a la nueva situación”. Sucede que se debe reconocer que “estos pueblos han sido históricamente cazadores-pescadores-recolectores y requieren de nuestra sociedad un trato humanizado con contenido intercultural y de género”.
Los sanitaristas afirmaron que la situación sanitaria es gravísima: “el hambre y el estrés del despojo para un pueblo tan manso es terriblemente traumatizante, la desnutrición es generalizada, y niños con marasmo y kwashiorkor (desnutrición proteica) al estilo africano se detectan en casi todas las comunidades, la tuberculosis y el chagas tienen índices de incidencia altísimos, la mortalidad materna se sospecha que es muy elevada también”.
Los médicos sostuvieron que la “crisis humanitaria es similar a la de los refugiados africanos en Europa y peor aún”.
Entendieron que las respuestas de los estados nacional y provincial han sido insuficientes para ayudar a los pueblos nativos despojados de sus bosques. Recordaron que el gobierno de Juan Manuel Urtubey permitió legalizar desmontes a favor de grandes grupos sojeros en Salta.
Por el contrario, los equipos de salud en el terreno “son muy escasos y no cuentan con recursos suficientes ni capacidad para enfrentar la crisis humanitaria. La única posibilidad es que una organización humanitaria honesta, eficiente e imparcial como MSF se instale en la zona y desarrolle acciones de contención sanitaria y de infraestructura básica, hasta que los argentinos podamos reconocer y dar una respuesta al problema que nuestro sistema productivo está generando a esta población que se estima entre las distintas etnias de casi 100.000 personas”, indicaron.
Dieron de alta a dos de los 26 niños internados en los últimos días en Tartagal
En tanto, 14 niños con desnutrición permanecen en sala de recuperación, el resto cursa otras patologías, todos fuera de peligro.
Dos de los 26 niños wichí que fueron internados en los últimos días, 14 por desnutrición y el resto por distintas patologías, fueron dados de alta hoy, informó el gerente general del Hospital Zonal de la localidad salteña de Tartagal.
Juan Ramón López, a cargo del Hospital Juan Domingo Perón, aseguró que “por el momento todos están fuera de peligro”.
“El sábado teníamos 26 internados y hoy son 24 (nenes y nenas en igual proporción) de los cuales 14 están con desnutrición en salas de recuperación, dos tienen un cuadro agudo y los otros tienen otras enfermedades”, afirmó López.
Respecto de la muerte de una mujer wichí ayer, cuando dio a luz a su hijo en su domicilio, el médico aseguró que el bebé recién nacido está internado en ese centro de salud y está mejorando. “El 42% de los niños en Tartagal padece de riesgo nutricional”.
“Nació con una depresión respiratoria, pero no requiere asistencia mecánica para respirar, se le hicieron placas y se le brindaron antibióticos y la antitetánica”, explicó.
A su vez, aclaró: “Estamos contratando comunicadores interculturales para tener mejor diálogo y mayor acercamiento hacia la población wichí”.
Por otro lado, la médica pediatra y diputada provincial por el Frente de Todos Gladys Paredes señaló que “el 42% de los niños en Tartagal padecen de riesgo nutricional”.
Paredes, que ejerció su profesión durante 37 años en el hospital Juan Domingo Perón, afirmó a esta agencia que “este problema de salud se desata cíclicamente en esta época del año, donde se dan las diarreas que afectan con mayor gravedad y celeridad a los chiquitos más vulnerables”.
“Esto viene de décadas ante una falta de política de recursos humanos en la provincia, y como el médico gana más en Salta Capital que en el interior, en las zonas más alejadas siempre faltan profesionales”, afirmó.
Por ejemplo, Tartagal “tiene un solo pediatra diario por guardia, cuando debería tener tres profesionales para atender guardia, consultorio e internaciones”, aseguró.
A su vez, recalcó que uno de los problemas de las políticas públicas es que “en todas las planificaciones nunca se tuvo en cuenta a las poblaciones originarias se hacen planes para ellos, pero no les llegan”.
Los problemas de las políticas públicas es que “en todas las planificaciones nunca se tuvo en cuenta a las poblaciones originarias se hacen planes para ellos, pero no les llegan”.”
“Esto pasa porque los planes de gobierno central nunca tuvieron en cuenta la multiculturalidad de los pueblos del norte”, agregó.
Paredes, junto al diputado nacional del Frente de Todos Lucas Godoy impulsan un proyecto de ley que declare la “Emergencia Sanitaria” para los departamentos salteños de Rivadavia, San Martín, Orán y Anta, donde vive la mayor parte de población wichí y de otros pueblos originarios.
Godoy dijo que hoy ingresó al Congreso un proyecto de ley en el marco de la emergencia declarada a fin de año para la Argentina, que incluye la sanitaria, donde se estipulan algunas medidas principalmente para cuatro departamentos salteños que son los más vulnerables.
El proyecto plantea que “la situación es grave, sobre todo en estas épocas, ya que la muerte de niños tiene que ver con la falta de recursos alimentarios, de agua potable y la falta de servicios sanitarios principalmente”, concluyó, en referencia al fallecimiento de al menos seis chicos en lo que va del año, según los datos aportados por el secretario de Relaciones Institucionales del municipio de la localidad de Santa Victoria Este, Antonio Cesar Villa.
“No está la solución, porque el proyecto genocida que nos declararon hace dos siglos el Estado argentino sigue vigente en sus diferentes formas”
Fueron las declaraciones de Octorina Zamora, Niyat (autoridad) del pueblo wichi en Salta, quien desde Tartagal analizó la crítica situación y pidió donaciones de agua, pañales, ventiladores y paracetamol para llevar al hospital Juan Domingo Perón.
En palabras de Octorina, “esta es una situación que explotó”. “A nosotros nos venden un ‘Salta la linda’, pero la Salta profunda es esto, el abandono, el abandono desde el Estado siempre, porque a nosotros las políticas de Estado siempre nos han saqueado, nos han empobrecido y nos matan. Entonces, ahora que están despertando los políticos, los funcionarios, estaría bueno que ahora, en este momento, convoquen a los médicos profesionales indígenas, que se formaron en las universidades. Tenemos epidemiólogos, pediatras y otros médicos, enfermeros, agentes sanitarios, las madres. Si realmente quieren solucionar nos tienen que escuchar a los que estamos en las bases ”, subrayó.
“No lo quieren solucionar, no está la solución, porque el proyecto genocida que nos declararon hace dos siglos el Estado argentino sigue vigente en sus diferentes formas, con sus diferentes, y hoy el arma principal es el hambre y el abandono”, arremetió la mujer lamentando a su vez: “Nosotros somos, prácticamente, refugiados en nuestras propias tierras. Y a veces peor porque dentro de todo, mal que mal, los refugiados reciben asistencia, en cambio nosotros no. Es una vergüenza”.
Siguiendo con sus declaraciones, puntualizó: “Hace unos años atrás, cuando comenzamos con la lucha del lote 55 y 14, en aquellas épocas en los ’90, recuerdo que un legislador nacional en ese entonces, que fue vicepresidente, Chacho Álvarez, me había mostrado un mapa donde decía que Santa Victoria Este está sobre una de las cuencas acuíferas más importantes de la Argentina, como así también de petróleo. O sea que nosotros, si llega a ser real eso, directamente no sé qué calificación merecen los gobiernos”.
Asimismo, en relación al pedido realizado por el gobierno provincial para que la Universidad Nacional de Salta se sume al trabajo de la mesa multisectorial contra el hambre en Salta, aseveró: “La UNSa siempre fue funcional a los gobiernos de turno porque este problema lo tenemos desde hace muchos años. La UNSa siempre estuvo poniéndole las orejas a las ONG’s, que es terrible porque no dan respuestas la ONG’s, ahí va la plata nuestra y nunca se sabe si la utilizan realmente”.
“Creo que el Estado, al darle vía a las ONG’s se lava las manos, y está claro que las ONG’s y las iglesias no han producido recursos humanos dentro de nuestras comunidades. Cómo puede ser que en 100 años de la presencia de la Iglesia Anglicana en nuestra comunidad no haya habido un médico salido de la universidad”, cuestionó Zamora al tiempo que destacó: “Si tenemos los médicos hoy, los médicos indígenas wichi, es gracias a Fidel Castro, que él me contestó una nota que yo le había enviado pidiéndole las becas, sino no hubiera médicos porque tampoco el Estado le da las posibilidades para que estudien los chicos”.
Asesinos de pueblos
“Nosotros sufrimos todo el tiempo las consecuencias de esta histeria capitalista impartida desde los gobiernos, sobre todo desde los gobiernos de- Juan Carlos- Romero y- Juan Manuel- Urtubey, que son unos asesinos de monte, unos asesinos de gente, unos asesinos de pueblos”, manifestó la autoridad wichi lamentando la destrucción del medio de vida del pueblo wichi con la complicidad de los gobiernos.
Al respecto, enfatizó: “Ojala este gobierno el ponga un freno a eso, porque sigue pasando. Yo he sido parte de la defensa del monte y también cuando los funcionarios del IPPIS- Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta- mandaban a Infantería para apuntarnos para que nosotros le hagamos lugar para que pasen todos los camiones madereros. Todo eso sufrimos con los mismos funcionarios indígenas, es una vergüenza”.
Emergencia sanitaria
Octorina, perteneciente a Misión Chaqueña, explicó que se trata de una comunidad de un poco más de 5 mil personas que cuenta con un solo médico. “Cumple el horario de su trabajo y se va a la privada. Ni siquiera tiene contacto con la gente- señaló-. Después tenemos la enfermera, que es wichi, que hace años que está trabajando, y otra enfermera que va desde Embarcación todos los días, y dos agentes sanitarios. Es una vergüenza”. “Me imagino lo que debe ser en Santa Victoria Este. Recién planifiqué para ir porque desde el gobierno los que vayan van a ir para decir lo hermoso de lo que se está haciendo, y mi deber es decir la verdad”, agregó.
Contó también el caso de un niño de Misión Las Vertientes, de Santa Victoria Este, y relató: “Ayer me encontré con la pediatra cuando estábamos nosotros visitando, y nos pidió por favor si podíamos intermediar con unos padres que no entendían castellano, que su bebé estaba en riesgo y que había que trasladarlo de forma urgente a Salta. Nosotros hicimos de traductores, de mediadores en ese momento, que si no íbamos nosotros no sé cómo se iba a solucionar. La cuestión es que derivaron a este niñito con su papá al Materno, y allá les hace falta pañales y algunas cositas como agua”.
Por último, realizó un pedido de donaciones para entregar en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal. “Estoy pidiendo solidaridad urgente para ver si la gente me puede acercar pañales, agua mineral y ventiladores porque hace mucho calor. Yo sé de la solidaridad de la gente. Lo que es más urgente es agua, pañales de diferentes tamaños, ventiladores y paracetamol”, puntualizó. Quienes deseen colaborar pueden comunicarse con Octorina al teléfono 011 152330-8195.
La pobreza extrema devasta a las poblaciones indígenas del chaco salteño
El único hijo de Amalia se convirtió el domingo pasado en el sexto niño muerto por desnutrición en lo que va de mes, en Salta, una provincia en el extremo norte de Argentina que linda con Bolivia, Chile y Paraguay. El niño tenía un año y nueve meses y vivía con su madre en una comunidad de 150 familias indígenas wichís en el municipio de Embarcación. Murió durante el traslado entre dos centros de salud. El gobierno salteño informó de que el pequeño estaba en un estado general grave, con fiebre, deshidratación severa y diez días de vómitos y diarrea. “Tenía una enfermedad de base: desnutrición crónica”, admitieron las autoridades.
Casos como este se suceden año a año en Salta, donde el verano es duro y las sequías se turnan con las inundaciones para dejar sin alimentos a las comunidades indígenas más aisladas. Como tantas otras veces, el Estado provincial, liderado por el peronismo durante 32 de los últimos 36 años de democracia, declaró la emergencia sociosanitaria.
La crisis económica que asola a Argentina ha agravado el problema de las comunidades más postergadas, pero los orígenes son estructurales. En esta región norteña se desperdigan muchos de los parajes más pobres del país sudamericano, como Las Vertientes y El Tráfico, comunidades wichís donde vivían algunos de los pequeños muertos desde el 1 de enero. O Morillo, hogar de un niño criollo que se sumó al mismo listado. “Grave situación lo que está pasando, primera vez que veo esta situación por falta de alimentos, de trabajo, de sala de primeros auxilios y de agua”, dice por teléfono Gilberto Vicente, cacique de El Tráfico. Amancio Martínez, cacique de Kilómetro 2-Misión La Paz, ubicada más al noreste, en la frontera con Bolivia y Paraguay, advierte que el problema es de larga data. La falta de alimentos “no es de ayer, viene de más antes”, dice.
En esos parajes desolados faltan agentes sanitarios, como se llama al personal que visita regularmente a las familias casa por casa. Se mueven en bicicleta, con una mochila, y recogen información sobre peso, talla, vacunación y enfermedades del grupo familiar, que luego vuelcan en una ficha. Hoy hay zonas muy pobladas sin agentes a cargo. Cuando los casos graves se derivan al hospital de Tartagal, ubicado a más de 300 kilómetros, es tarde. “Los chicos ya no tienen defensas, se sienten agotados, no tienen cómo soportar. Tiene que haber más agentes y más control de los supervisores de zona. Tiene que cambiar la metodología”, dice Martínez.
Un problema crónico
En el hospital de Tartagal hay diez niños ingresados por malnutrición, dijo la ministra de Salud provincial, Josefina Medrano. La funcionaria admitió que los problemas de salud en el chaco salteño “se repiten año tras año”, como un karma. El gobernador Gustavo Sáenz declaró la emergencia sociosanitaria en la zona, en un intento por atajar la crisis. El político peronista está en el cargo desde el 10 de diciembre pasado, cuando sucedió a otro peronista, Juan Manuel Urtubey. Urtubey estuvo 12 años en el cargo, y al final de su mandato ocupó buena parte de su tiempo en promocionar su candidatura presidencial. Sus planes quedaron truncos por el poder electoral de la dupla Alberto Fernández - Cristina Kirchner, ganadores de las elecciones frente al expresidente Mauricio Macri. Desde el final de la dictadura militar en 1983, la provincia ha sido gobernada por diferentes corrientes del peronismo, con nombres que se repitieron durante varios períodos, como Romero y ahora Urtubey. Rica en recursos y poderoso polo turístico, las noticias de niños muertos por hambre son una constante salteña.
El escenario social es siempre delicado. El martes, en la oficina municipal de Santa Victoria Este, uno de los municipios incluidos en la emergencia, seguían de cerca la crisis sanitaria. Santa Victoria Este está por primera vez en manos de un gobierno integrado por wichís, luego de que Rogelio Nerón ganase las elecciones de noviembre con el 45% de los votos. La comunidad sigue de cerca una inminente crecida del río Pilcomayo, que se desborda cada verano arrastrando el lodo que se acumulado durante la sequía, y el velatorio de una mujer que murió al dar a luz en su casa una niña.
Agua, alimentos y ambulancias
A mediados de mes, ante las primeras muertes, el ministro de Desarrollo de Nación, Daniel Arroyo, visitó Salta y dejó allí un equipo de trabajo. Al conocerse la sexta muerte, Arroyo escribió en un hilo de Twitter que “la situación sociosanitaria en el norte de Salta es muy crítica”. El reparto de agua envasada y de alimentos es la prioridad, dijo.
Las soluciones a largo plazo, sin embargo, deberán esperar. El acceso al agua potable, un derecho humano esencial para la ONU desde 2010, es una deuda histórica en el chaco salteño. Los puestos sanitarios que pasan meses sin agua son una noticia frecuente. Y en muchas comunidades perdidas en el monte hay que andar horas a pie hasta encontrar un grifo. Si se trata de reparar una bomba o colocar una cisterna, los trámites burocráticos pueden llevar meses. Esta semana, los pobladores de Los Blancos, el pueblo de Amalia, tomaron el centro de salud para reclamar por la falta de suministro de agua, de ambulancias y de medicamentos.
La pobreza es estructural en los hogares indígenas, que tienen los peores indicadores educativos, sanitarios y sociales de Argentina, en cifras de Unicef. De ellos, los de Salta y Formosa están entre los más postergados. La semana pasada, un grupo de caciques envió una carta desde Salta a Médicos sin Fronteras (MSF) para América del Sur, donde invita a la ONG a realizar una “misión exploratoria” en la zona, ante “una crisis humanitaria de carácter crónico”.
Un grupo de médicos, antropólogos y abogados solicitó en un escrito similar “una misión humanitaria en territorio wichí en el este de Salta y oeste de Formosa”. En ese momento, los niños fallecidos por desnutrición en la zona eran cuatro. Uno de los firmantes, Rodolfo Franco, recordó que Salta es “una provincia productora de alimentos” y “no debería haber ninguna muerte" por desnutrición. Franco nació en Buenos Aires y hace siete años se mudó a Salta. Hoy es el único médico en una amplia zona ubicada entre Misión Carboncito y Misión Chaqueña, cerca del río Bermejo.
Fuente: La Jornada Web- Salta 12- Télam- Todas las voces todas/ FM Noticias 88.1 Mhz.- El País