Corruptos buenos y corrutos malos

- EDITORIAL 88.1 MHZ

Corruptos buenos y corrutos malos
Corruptos buenos y corrutos malos

Editorial por Daniel Tort

DDN.El término corrupción deriva del latín corruptio, corruptionis, a su vez del prefijo de intensidad con- y rumpere romper, hacer pedazos. 

Esta palabra, en su acepción aplicada a la política significa, ni más ni menos, el abuso del poder mediante la función pública para beneficio personal. Ello implica no solamente obtener dinero de manera ilegal con la asignación de los recursos en la obra pública, como típica maniobra de enriquecimiento de los funcionarios, sino de abusar del poder en todas sus facetas.

En el curso de esta semana política en la Argentina, la corrupción ha sido la vedette de todos los medios de comunicación afines al oficialismo gobernante, como clara estrategia electoral.

Los manejos macroeconómicos del macrismo para beneficio de pocos y en desmedro de la calidad de vida y el poder adquisitivo de las mayorías, le ha colocado en una situación límite, donde es mejor imponer temas candentes para la distracción, para no tener que hablar de la gestión.

Y con la misma estrategia ya gastada pero aparentemente todavía efectiva, con el acompañamiento cómplice de todos los medios afines al gobierno, se han montado tres líneas de marketing electoral muy claras.

La primera, obviamente, ha sido la puesta en escena de la supuesta tentativa de expulsión de Julio De Vido de la cámara de diputados de la Nación, al que se ha acusado hasta de infame traidor a la Patria. La segunda ha sido la filmación detallada, milimétrica y ciertamente repetitiva del yate de lujo que perteneciera a Ricardo Jaime, y que ha sido presentado sin rubor por la propia ministra Bullrich con la leyenda “embarcación recuperada de la corrupción” y la tercera ha sido la curiosa difusión, en forma simultánea en todos y cada uno de los programas de panelistas chupamedias del esquema gobernante, de la venta de pasajes aéreos y terrestres por parte de los legisladores nacionales, mencionando solamente a los kirchneristas, cuidadosamente seleccionados para ello.

En la campaña electoral previa a los comicios del 2015, se utilizó exactamente la misma estrategia, y dio buenos resultados. A casi dos años de gestión, tener solamente como proyecto para la próxima elección el mismo tema, aparece como muy poco.

Con un cuadro inflacionario como el actual, con alto endeudamiento, escalada exponencial del dólar, caída generalizada de las ventas minoristas, y aumento del desempleo con despidos y suspensiones en el mercado laboral, hacer campaña con la gestión de gobierno no es posible, y por eso se echa mano de ese único tema.

Cabe aclarar expresamente, para no dejar dudas, que quien escribe no está en contra de que se luche contra la corrupción y el desmanejo obsceno de los fondos del erario, sino que la objeción recae sobre el modo como se lo hace, con total oportunismo y falta de seriedad, porque no es serio poner en pantallas de los medios comprados por el esquema de poder, día y noche, que los inmorales son los otros y que nosotros somos la transparencia hecha carne.

El martilleo constante de las causas judiciales que los opositores tienen en ciernes, de tanto repetirse, termina generando en el consciente y en el inconsciente de los televidente que hay buenos y malos, que hay corruptos y honestos, que hay criminales y servidores del pueblo.

Con esta maraña de información, nadie parece recordar que el presidente y la vicepresidente y el jefe de gabinete mismo, están imputados también en varias causas penales por evasión con empresas off shore, negociaciones oficiales con las empresas de las cuales son accionistas, y por tener dineros negros escondidos debajo de la cama.

 ¿O acaso tendremos que aceptar que hay corrupción buena y corrupción mala, o que una es más mala que la otra o que solamente son corruptos los que dejaron el poder, y los que están ahora solamente los serán cuando se vayan?

En forma inmediata a la actuación circense del oficialismo de simular que quería expulsar realmente a De Vido, y de la boca del mismo presidente también impune con el resultado negativo, se organiza una marcha para pedir celeridad a la justicia, para tirar la pelota a otro lado y señalar culpables lejos de la Casa Rosada.

Llamar a una sesión extraordinaria desde el oficialismo gobernante con un único tema del día que era tratar el pedido de expulsión de Julio De Vido, a sabiendas que no contaban con los números suficientes para obtener los dos tercios necesarios, es distracción pura. Quieren quedar como los adalides de la lucha contra la corrupción, después de haber recibido el claro mensaje del acusado, de que si lo expulsaban de la cámara, iba a dar a conocer los datos concretos de la asignación de obra pública en su gestión.

Reparto que contó al grupo IECSA –de propiedad de la familia Macri - en el tercer lugar en montos. Así, el cuento de que la obra pública es un negocio para corruptos, lo iba a tener al mismísimo presidente como actor.

Los diecinueve votos que faltaron para lograr los dos tercios y expulsar al ex ministro de planificación de la gestión kirchnerista, son los que han dado aire al macrismo para seguir urdiendo la ficción de que ellos no coimean a nadie, lo que en el sistema capitalista ínsitamente corrupto todos lo hacen.

Para marcar un ejemplo claro de cómo se quiere hacer parecer que solamente hay corruptos en la oposición y no en los que son de mi palo, basta recordar que Juan Carlos Romero tiene pedido de desafuero en el senado de la Nación, y desde el abrazo con Urtubey y por ende con el macrismo gobernante en Febrero de 2016, nadie pareciera acordarse.

En la marcha que organiza el oficialismo para la semana que viene para presionar a los jueces, se llevarán pancartas con las caras de los ex funcionarios que el gobierno dice que hay que enjuiciar. ¿Estará la del ex gobernador de Salta?


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