Otra vez un niño muere electrocutado por no tener disyuntor en su vivienda, la negligencia de Edesa y la impericia de los diputados

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Otra vez un niño muere electrocutado por no tener disyuntor en su vivienda, la negligencia de Edesa y la impericia de los diputados
Otra vez un niño muere electrocutado por no tener disyuntor en su vivienda, la negligencia de Edesa y la impericia de los diputados

¿Cuántos más morirán por ser pobres?

Duerme en un cajón en diputados un proyecto de ley que presentara en abril de 2011 el abogado Daniel Tort al presidente de la cámara Manuel Santiago Godoy,  para que se obligara a EDESA a instalar conjuntamente con los medidores de energía, un disyuntor, en toda vivienda que no supere el valor de unidad económica familiar básico.

Aquel pedido se había generado por la consternación que causara la muerte de un niño en el asentamiento La Paz. Luego vendría el deceso de otro menor en barrio Floresta de esta Ciudad, y otros posteriores que fueron noticia de un día, mientras por toda respuesta hemos recibido, la resignación de seguir contando niños muertos, como si vieran llover.

A los responsables de la empresa EDESA no parecen molestarles títulos tales como “Niño muere electrocutado en Pichanal” – Aries -2015 “Salta: joven pastor evangélico murió electrocutado” –  La Voz del interior – 19/12/2012 o “Salta: Un niño muere electrocutado al tocar un cable”  – 14 de abril de 2011 – Agencia DRF todas muertes evitables con la colocación de un diyuntor.

A todos estos títulos se suma otro, el de un niño muerto en Santa Victoria Este ocurrido el sábado 28 de mayo pasado en la Misión Nueva Esperanza.  Perdió la vida tras recibir la descarga eléctrica de un cable de corriente sin aislación, dentro de su casa.

Tras el accidente el pequeño de tan solo 6 años fue trasladado al nosocomio local, aunque arribó sin vida y se le diagnosticó “paro cardio respiratorio por electrocución”, pero la verdad es que murió por negligencia, impericia y fundamentalmente por SER POBRE.

Bandidos con aviones y con moros,

bandidos con sortijas y duquesas, 

bandidos con frailes negros bendiciendo 

venían por el cielo a matar niños,

y por las calles la sangre de los niños corría simplemente, como sangre de niños.

Pablo Neruda


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