DDN. Heredera de una familia de políticos, la intendenta de Salta desde 2019 y madre de tres hijos, la semana pasada Bettina Romero (42) encabezó por primera vez la Marcha hacia La Horqueta, la tradicional cabalgata con que se evoca el recorrido que realizó el general Martín Miguel de Güemes, tras ser herido de muerte, y que este año tuvo una cuota extra de emoción por celebrarse el bicentenario de su muerte. “Lleno de coraje, aquel 7 de junio de 1821, Güemes se replegó con sus leales gauchos a las afueras de la ciudad y agonizó durante diez días para morir, finalmente, el 17 de junio en el monte salteño. Con esta marcha histórica los salteños volvemos a cabalgar por el último camino que recorrió y le rendimos honor a nuestro héroe gaucho”, cuenta, del otro lado de la línea, Bettina, mientras habla con admiración del primer intendente y gobernador de su provincia.
–¿Qué significó para vos encabezarla?
–Fue muy emotivo, demasiado. Todo esto en medio de una pandemia que nos atraviesa y está generando un dolor enorme en toda nuestra sociedad. Fue un verdadero honor compartirlo junto a distintos gauchos y fortines. Sin embargo, también lo hemos vivido con sentimientos encontrados, ya que a raíz de la pandemia fuimos muchos menos. Fue inolvidable encabezarla como intendenta [es la primera mujer que lo hace], cabalgando casi 4 horas en silencio. Mientras sentía el galope de los caballos y los ruidos de los guardamontes, me pregunté qué habrá experimentado el general de 36 años, luego de ser traicionado. Sus valores y enseñanzas están más vigentes que nunca. Por otra parte, recordé y rendí tributo a todas las heroínas de la emancipación americana, como Macacha Güemes, Juana Azurduy de Padilla, Martina Silva de Gurruchaga, Carmen Puch de Güemes, Juana Manuela Gorriti, por nombrar a algunas de las mujeres que asumieron la guerra por amor a una patria naciente.
Herencia de familia
Bettina es hija del ex gobernador salteño y actual senador de la nación Juan Carlos Romero y de Bettina Marcuzzi, tiene un hermano mayor, Juan Esteban, y dos hermanas menores Lucia, y Victoria. Su abuelo, Roberto Romero, también fue gobernador de su provincia. Estudió Derecho en Buenos Aires, luego hizo un Máster en Estudios Latinoamericanos en Georgetown University, en Washington DC –allí vivió dos años– y trabajó en el sector privado, donde lideró una fundación de políticas públicas. Además, está casada con Francisco “Pancho” Lavaque desde hace quince años. Él es de Buenos Aires, pero con abuelos salteños y una historia ligada a la producción del vino en la región (es quinta generación de bodegueros en el país). Juntos son padres de Allegra (10), Félix (8) y Esmeralda (2).
–¿Cuándo decidiste volcarte a la política?
–La política atravesó mi vida desde siempre. Vengo de generaciones de salteños que defendemos y trabajamos por un país más federal. Pero en 2015 sentí que era hora de comprometerme desde otro lugar. Primero fui diputada provincial y luego en 2019 fui electa intendenta y me convertí en la primera mujer de la historia de Salta en acceder a este cargo y liderar la ciudad. De mi familia aprendí a conocer, defender y a amar fuertemente a Salta, a creer y trabajar por un Norte Grande. Además, presido un partido político provincial Salta Nos Une que tiene una Declaración de Principios para potenciar el orden, el trabajo y la producción en la provincia.
–Imagino que debés estar muchas horas fuera de casa. ¿Cómo te acompaña tu familia?
–Son mi gran apoyo. Y mi marido, sobre todo, es un gran compañero. Decidí ser intendenta cuando mi hija menor tenía tres meses. La política es un mundo hostil, no es casual que haya pocas mujeres que llegan a lugares de poder, pero hay que animarse. En casa lo hablé con mis hijos desde el principio y les expliqué mi compromiso. Hoy tengo muy poco tiempo libre, gobernar una ciudad con tantos desafíos y necesidades en estos momentos de pandemia ha sido muy intenso. Pero el poco tiempo libre que tengo lo comparto con ellos.
–¿Cómo te organizás en el día a día con la casa?
–Tengo ayuda, necesité armarme una red, y cuento, además, con mi madre, mi tía y en su momento estaba mi abuela, siempre listas para dar una mano. [Piensa]. No cocino, pero eso no es debido a mi trabajo: mi marido es mucho mejor cocinero que yo.
Fuente: La NaciónLS
